miércoles, 11 de mayo de 2011

Dance, dance, dance.

En este instante los nervios recorren por mi cuerpo, es el momento de salir. Los focos apuntándote sólo a ti, todas las miradas se centran en el escenario. La música comienza, paso adelante, paso detrás, y con las manos rozar el aire, que es como leer en braile. Ya ha acabado, un silencio llena la sala, después, una explosión de aplausos interrumpe la tranquilidad. Porque nunca sabrás que se siente cuando tras una gran actuación, todos te admiran, te aplauden y la emoción que tienes es inmensa. Esa es una de las razones por las que bailo.
Tras un día de duros golpes, no sé cómo liberarme. Necesito descargar toda esa presión que tiene mi ánimo por los suelos. Porque me libero bailando, improvisando, es algo llevadero, me hace pensar y motivarme al mismo tiempo. Mucha gente no lo llama deporte; porque ni lo entienden, ni lo han echo. Allí no se discriminan los géneros, todo se puede bailar: clásico, moderno, hip-hop o rock n'roll. Sé que eso nunca me fallará.
Atte: Luny T

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